No es tan dañoso oír lo superficial como dejar de oír lo necesario.(Marcus Fabis Quintiliano)

Pan con chocolate

| 17.7.10




La medicina está pasando tanto tiempo en crear nuevas enfermedades y crear nuevos tratamientos para ellas que no me extrañaría que dentro de poco saquen alguna pastilla para la hipertensión para niños, para el horripilante y demoniáco colesterol, o para que tengan sus arterias más limpias.
El desquicie es tal, que nadie se plantea algo tan sencillo como que los niños jueguen, corran y salten.
EEUU ha marcado y sigue marcando la pauta de alimentación, los Donuts, los Mac Donnald, las Cocacolas, los helados de tres pisos, los chips y demás fritos y las palomitas en los Cines, nos han parecido siempre lo más de lo más.
Imitar esas conductas nos convertía en yankees temporales y casi esperábamos coger la tabla de surf, o conducir un Cadillac rosa, amén de tener en la Bolsa de N.Y miles de millones de dólares.
Nadie se dio cuenta que allá, la Medicina Preventiva no existe, que allá existe las grandes empresas farmaceúticas capaces de enfermar a millones de ciudadanos, hacerles pagar su diagnóstico a precio de oro y luego venderles el remedio.
Así pues, si nuestros adultos y niños quieren, queremos, salir de las garras de estos hábitos nefastos les recomiendo volver a jugar, saltar, correr en la calle, patios y parques y volver al pan con chocolate.
Ya se oye hablar de obesidad en China ,"gracias" al progreso económico.
Ya esperamos que si esto se cumple, de aquí a unos años, la tierra se caiga de gorda por su propio peso.
Ay la leche!

2 comentarios:

Io dijo...

21 de julio ya. ¡Ufff!!

Y de nuevo. los que comemeos cada día y tenemos cubiertas la mayor parte o todas nuestras necesidades básicas, podemos dedicar una porción de nuestro tiempo a especular, a debatir, a imaginar cómo podrían ser las cosas de otra manera y mejores.

Casi todos reconocemos la importancia de disfrutar de una buena salud y sabemos, muchos, que en esa lotería de la salud se asignan los números, en parte, al margen de lo que hagamos. Pero hay una cierta capacidad de intervención nuestra también, para bien o para mal.

Sonia, si la he entendido medianamente, nos trae algunas alertas sobre un tiempo que fue y unos modos de vivir actuales que nos llevan de la abundancia al despilfarro, a un exceso de consumo irracional, a unos patentes desequilibrios en algunos modos de alimentación y que nos convierten en cooperadores neesarios de parte de nuestros propias desarreglos en el ámbito de la salud: sobrepeso, falta de ejercicio suficiente, adicciones poco saludables pero bien aceptadas socialmenete, etc., etc.

Y nos trae el recuerdo de esas situaciones del peculiar modo que tiene de percibir y de vivit la vida.

Me sorprendo cada vez que te leo, Sonia. Ya lo sabes. Y envidio tu capacidad para verter en palabras, en un texto breve, ideas, emociones y sentimientos.

Io dijo...

Pan con chocolate,
pan con aceite y azúcar,
pan con mantequilla y azúcar,
pan con vino y azúcar,...

Son algunas de las meriendas que comíamos de chavales en aquellos tiempos en que jugábamos en la calle y las mamás no nos llevaban a Urgencias porque nos hubiéramos pelado las rodillas y sangraran un poco. Igual es que ni había Urgencias, servicio de Urgencias, en los Hospitales, en aquella época. Era cuando los papás de muchos de nosotros andaban haciendo horas extras para pagarnos la merienda - con el lujo añadido de la pieza de chocolate, algunas veces - o las mamás hacían horas fregando escaleras o pintando muñequitos a tanto el ciento o cosiendo gabardinas hasta romperse la espalda.

Me pregunto cómo a pesar de esos ingredientes en aquellas meriendas, no estábamos ni orondos, ni tripones, ni de niños, ni de adolescentes, ni éramos unos alcohólicos impenitentes antes de los veinte años.

Eso de que la Tierra se caiga de gorda por su propio peso, dentro de unos años, no deja de ser una ingeniosidad tuya...nada científica, Sonia. Conoces bien el axioma de que "la materia, ni se crea, ni se destruye, sólo se transforma."

De obesidad en China se hablaba ya, hace siglos, al margen de lo muy ascético que resultara el confucionismo. A los dirigentes se les moteja de "peces gordos" y Mao, por ejemplo, no sé si era escurridizo como un pez, pero estaba gordo.

Tu recomendación para librarnos de esos " hábitos nefastos" me parece excelente, la aplaudo y anumaré a que la pongann en práctica a mi alrededor. ¡Con lo fácil que es usar una balanza o mirarse en un espejo de cuerpo entero, en vez de autoengañarse con el "sólo estoy un poco rellenito"!