Da igual dónde o con quiénes. Cuántas historias toques y se acerquen a tu vida. El proceso es el mismo. A veces cuesta más, acercarse, "domesticar" con el mismo corazón del Principito con el zorro. Cuesta estar por la rosa pero das la vida por ella. Y la vida siempre responde, a su ritmo.
Un estar ahí, pendiente y convencida de las posibilidades que se ven y no se ven, que ves y que verás en breve, preocupándote, interesándote por todas las esquinas posibles y recovecos de lo que somos, de lo que tienes delante, ante tus ojos, atenta a cada detalle y olvidándose de uno misma entre las rosa o las espinas del camino que puedan aparecer, desinteresada. Estar ahí de día y de noche, sonriendo y venciendo a las lágrimas, si salen, si dejamos y crecemos.
Soy una apasionada del crecimiento, de la vida libre y de pie, única, tenga la edad que tenga y viva en las circunstancias que le toque vivir. Fiel a las historias que se levantan, que viven espacios alternativos y experiencias pequeñas de una vida diferente, que es posible, que es merecida, que está esperando a que alguien se decida por ella y diga, simplemente: sí.
Y os dejo con las palabras más acertadas de lo que aquí escribo y son mi personal felicitación de 20 años dedicada a alimentar, hacer crecer y defender la vida, por que, sin más, toda vida ha nacido para ser digna, feliz... y es posible. Este es un niño que necesitaba una ayuda especial de Orientalore (lo último en lo que estoy trabajando), ver y vivir cariño.
Merece la pena pararse en su mirada y aprender.
"Carta de un niño a Orientalore:
Orientalore me hace sentir bien. Con ella me siento a gusto. Ella hace que nosotros crezcamos. Yo ayudo a Orientalore. Soy su ayudante con los niños pequeños y nos vamos juntos de clase en clase a disfrutar y ayudar. Me lo paso muy bien con ella. Ella se porta muy bien con nosotros. Nos cuida. Nos ayuda a hacer cosas y aprendemos de verdad. Nos quiere"
-no tengo Orientalore en formato jpg- la próxima vez será con foto.