Llevo esta semana de encuentros e historias personales que no puedo evitar pensar y seguro, preparar así, el 1 de Mayo: vacaciones y puente para algunos, una carcajada amarga para otros o unas batallas nostálgicas vestidos hoy de traje y chaqueta...
Pero me preocupa otra cosa. Los derechos ¡adelante!, las reivindicaciones también, los logros de la historia que no son más que el sudor de muchos/as que han dado pasos al frente que sigan avanzando pero las OBLIGACIONES que no se olviden.
Da igual el ámbito o sector que toquemos: sanidad, empresa, administración, educación, comunicación,... el caso es que en todos los sitios hay quien se suele llamar profesional y celebrará el día del trabajador pero, serán de los que, si trabajan, sólo lo hacen para si mismos.
Voy a hablar de lo que sé y que cada uno hable de sus experiencias. Y me explico ¿Cómo es posible que existan profesionales de la Educación (que no trata con máquinas, se supone) y te encuentres con niños de 6, 7 años que no han sido atendidos, seguidos, con un mínimo informe, actuación o derivación, por lo menos dejando hacer a quien pudiese hacerlo y te sacas el problema con repeticiones, castigos por conducta disruptiva o desestructuración familiar? ¿y qué? ¿así ya está?. ¿Ese profesional no ha aprendido que el tiempo es oro, qué es una chapuzas denunciable, y que no está únicamente para el café en la sala de profesores, para los mejores y las lisonjas de sus familias, para las Q de calidad o las programaciones o unidades didácticas muy bien cumplimentadas para el Sistema?.
A un profesional le duelen las familias, los niños, su saber o no saber, atinar o no, por que es ciencia y arte el ver, el escuchar, el analizar y luego ponerse a la búsqueda de una solución compartida entre muchos/as.
No entenderé nunca a esos trabajadores también del 1 de Mayo que intervienen mal, no hacen nada y ni dejan hacer. Como si por generación espontánea, o de curso en curso, las personas (y aún peor) los niños mejorasen por arte de birlibirloque. Claro, luego, ya en los límites de la realidad, "esos" y "esas" no tienen ni informes, ni historial, ni perrito que les haya ladrado y hasta les llamamos de todo menos lo que son. Ahí están, y ahí los ves, los fracasos del sistema que no deben existir para no sentirnos responsables o mejor les coronamos a ellos mismos y sus familias de todo lo vivido de resistencia y conflicto.
Pero en este cajón de sastre de irresponsabilidad hacia las vidas de tantos y tantas y de los más vulnerables que dan de comer también a tantos profesionales justa o injustamente, caben muchos y muchas situaciones y circunstancias, que por ignorancia, incompetencia o ¡que se yo y ellos/as sabrán! no son atendidos como se merecen y como deberían obligar. Me refiero a niños/as con déficit de atención e hiperactividad, dislexias, discapacidades cognitivas, trastornos de conducta y personalidad, por citar algunas, de esas que tanto se dice para justificar otras muchas cosas y que angustian a los padres y viven impotentes el secretismo de quienes no saben ayudarles de verdad.
Aquí lo dejo. En sanidad, me imagino, que habrá más de lo mismo. Hay quienes pasan el día, número a número, y hay quienes lo ponen todo para cuidar la salud de persona a persona, acompañando.
Por eso digo que el 1 de Mayo sea un día de celebrar derechos para los trabajadores y profesionales, PERSONAS de todo tipo (vocacionadas o responsables a tiempo parcial) que llevarán antes que todo en sus pancartas la lista de sus correspondientes obligaciones.